Composición

1. Capa superior: una capa transparente y resistente al desgaste, compuesta por varias capas de melamina prensadas. Esta capa imita la textura de la madera, con diferentes vetas y colores disponibles.
2. Capa intermedia: el núcleo del suelo laminado, generalmente compuesto por un tablero de fibra de alta densidad (HDF) o de densidad media (MDF). El HDF es más resistente a la humedad y al desgaste, mientras que el MDF es más económico.
3. Capa inferior: una capa estabilizadora que protege el suelo de la humedad y las irregularidades del subsuelo.

Ventajas

1. Resistencia: los suelos laminados son resistentes al desgaste, las manchas y la abrasión.
2. Facilidad de instalación: no requieren de adhesivos ni clavos, se instalan mediante un sistema de clic.
3. Mantenimiento sencillo: se limpian fácilmente con una fregona húmeda.
4. Versatilidad: disponibles en una amplia variedad de colores, estilos y texturas.
5. Precio: son una opción más económica que la madera natural.

Desventajas

1. No son impermeables: no se recomienda su instalación en zonas húmedas como baños o cocinas.
2. Sensibilidad a la humedad: pueden hincharse o deformarse si se exponen a la humedad durante un periodo prolongado.
3. Reparación: en caso de daños, la reparación puede ser difícil o imposible.

¿Cómo elegir el suelo laminado adecuado para cada espacio?

La clave está en entender las dos clasificaciones principales: uso y resistencia a la abrasión.

Clasificación por uso

Uso doméstico:

Clase 21: dormitorios

Clase 22: salas de estar, comedores

Clase 23: cocinas, pasillos

Uso comercial:

Clase 31: oficinas pequeñas

Clase 32: tiendas, restaurantes

Clase 33: hoteles, aeropuertos

Clase 34: uso industrial moderado

Clasificación por resistencia a la abrasión:

AC1: baja resistencia

AC2: resistencia media

AC3: alta resistencia

AC4: muy alta resistencia

AC5: extra alta resistencia